martes, 7 de junio de 2011

Cerebros sexuados


Según Louann Brizendine, neuróloga especialistaen el funcionamiento de las hormonas (autora de: El cerebro femenino y El cerebro masculino), en la octava semana el feto empieza a liberar testosterona. Esta hace cambiar o mantener el sexo del bebe, de femenino a masculino, y según el efecto de esta hormona algunas zonas del cerebro pueden cambiar. Por lo que se cree que la forma biológica por defecto en la naturaleza es la femenina. Pero este efecto de las hormonas, diferente en todas las personas no solo según su sexo, puede modificar la conducta (como la agresividad o la imaginación...), lo que explica que en todas las culturas se encuentren juegos que dividen sexualmente. Pero estos cambios no son determinantes ya que la información adquirida así como los cambios posteriores pueden determinar los circuitos cerebrales, por lo que lo innato (natural) y aprendido (cultural) se mezclan.


Igual que esta autora, pienso que no se pueden negar ciertas diferencias físicas entre sexos, que empiezan desde que el embrión define su sexo. Pero que igual que otras características corporales (altura, grasa corporal, color de la piel...) no son determinantes, ni siquiera para la genética. Ya que la variabilidad entre individuos supera la variabilidad entre sexos, razas... Brizendine coincide con Fausto-Sterling, bióloga especialista en el desarrollo genético (autora de: Cuerpos sexuados, Los 5 sexos y Mitos del género), en que lo innato y lo aprendido se entremezclan. Estoy completamente de acuerdo con esto, la suma de estos factores da como resultado que todos los individuos sean diferentes entre ellos, perdiendo importancia su sexo o raza, ya que la biología no es el único factor que nos representa, sino que experiencia, hábitos, cultura también nos identifican.



Como explica Fausto-Sterling la sociedad es la que enseña al individuo como está bien que se comporte y como no, no solo como referencia o modelo a seguir sino por su reacción ante nuestras acciones. Por lo que pienso que la responsabilidad sobre la educación es compartida, ya no solo dentro de la unidad familiar (entre padres y madres), sino también en el resto de comunidad. Por lo que el cuidado de los individuos en formación no debería recaer sobre solo un grupo social. El cuidado de los niños ha sido tradicionalmente trabajo de las mujeres, sobretodo porque, como indica Fausto-Sterling en Cuerpos sexuados, se pensaba que era innato en la mujer mientras que el hombre debía aprender a hacerlo. Pero al no ser un rasgo biológico, sino mas bien fomentado por la educación de cada persona, y dependiendo que toda la comunidad, la educación de los niños debería ser compartida entre todos, en mayor o menos medida.